miércoles, 31 de agosto de 2011

¿Cómo curar una tabla de madera para picar alimentos?

La tabla de picar es una herramienta útil pero también puede ser un criadero de microbios y bacterias. Las tablas de madera, por su superficie más porosa, tienen el riesgo de albergar mayor cantidad de bacterias.

La solución es curarla y limpiarla bien cada vez que se usa y descartarla cuando tiene rayaduras.
La primera vez que use hay que curarla para evitar que la humedad, los hongos y las bacterias penetren las fibras de la madera.
Para curarla solo hay que untarle aceite (de maíz, girasol, oliva, lino, o un mezcla) tres veces y luego dejarla secar. El aceite penetra en las fibras de la madera y así se pueden picar alimentos jugosos sin temor a que las bacterias se queden en la madera.
Lavar la tabla con agua cada vez que se use. Para evitar contaminar alimentos con los sabores fuertes de otros se puede usar uno de estos dos procedimientos:
·  Lavarla con jabón o detergente después de picar este tipo de alimentos.
·  Verter sal o limón y frotarla con un paño húmedo y luego enjuagar con abundante agua tibia.

Si las bacterias penetran la superficie porosa de la tabla, se establecen allí y desarrollan colonias bacterianas que producen una capa que las protege del medio externo.
Un simple chorro de agua o lavarla con una esponja con detergente no las eliminará, debemos rasquetear con una esponja y un buen detergente, luego dejarla secar al aire o secar con toallas de papel.

¿Que tabla de picar debes comprar?
Una buena tabla de picar es un elemento esencial en la cocina y también debería ser atractiva. Por eso muchos prefieren el bambú.
Muchas personas creen que las tablas de picar de plástico son más seguras en términos de crecimiento bacteriano. Sin embargo, actualmente existen varios estudios con resultados contradictorios. El plástico presenta inconvenientes además que arruina el filo de los cuchillos.
* Estudio de la Federación del envase de madera y sus componentes
En lo que al bambú se refiere, es más atractivo, más duro y resistente a las mellas (16% más duro que el “arce” – maple). Pero igual de importante, es la perspectiva ambiental. El bambú, que es en realidad una hierba que crece extremadamente rápido .. (unos dos pies por día). Así que estamos hablando de algo que es renovable en muy poco tiempo a diferencia del imponente árbol de “arce” (maple) que puede llevar mucho más tiempo. El bambú es hermoso, funcional y respetuoso con el medio ambiente y lo más adecuado para una tabla de picar.
Para mantener la tabla de picar limpia de bacterias lávela ocasionalmente con un mezcla de limón y baking soda.
Fuente: Mi cocina vegetariana

martes, 30 de agosto de 2011

Cocinemos verduras sin que pierdan sus nutrientes

Todos los antioxidantes y vitaminas de las verduras se disuelven en el agua en que las cocinamos, motivo por el cual cuando consumimos vegetales crudos o cocidos al vapor, estamos consumiendo comidas muy nutritivas, ya que sus nutrientes están casi inalterados.

No se debe utilizar bicarbonato de sodio ya que a pesar de que realzan su color, también eliminan las vitaminas.

Los ácidos, por el contrario, protegen a las verduras, por lo que se puede añadir unas gotas de limón o vinagre al agua de cocción.

Para cocinar verduras al vapor o hervidas en muy poca agua, lo mejor será no pelarlas, minimizando así la pérdida de nutrientes. En caso de que hubiera que cortarlas para su cocción, hacerlo en porciones lo mas grandes posibles, para que la superficie en contacto con el agua sea menor.

Evitar recalentar las verduras ya cocidas. 

Otra forma en que no pierden sus nutrientes: cocinarlas al horno.

El líquido que nos ha quedado de la cocción conserva todos los nutrientes que ha eliminado la verdura, por eso es una buena base para la elaboración de 
sopas o caldos.

Debemos cocinarlas el tiempo necesario y no pasarnos del mismo; cuando estén lo suficientemente tiernas, las retiramos del fuego.


La orquesta de las verduras..., frikis o ecologistas...??





lunes, 29 de agosto de 2011

Nuestra dieta mediterránea




Se ha ido forjando a lo largo del tiempo, fruto de la influencia que nos han dejado todos los pueblos que han pasado por estos países: iberos, celtas, griegos, romanos, bárbaros y árabes. Griegos y romanos sentaron las bases de lo que actualmente conocemos como dieta mediterránea con la "trilogía mediterránea"; pan, aceite y vino, presentes desde siempre en nuestra cultura.

Para Homero ser comedor de pan era sinónimo de hombre. Estos elementos continúan con el cristianismo, para el que pan y vino eran fundamentales. Más tarde la relación con los pueblos germanos incorpora la carne a la alimentación; y por último los árabes introdujeron alimentos nuevos como las berenjenas o las alcachofas, y otros tan importantes para la dieta mediterránea como el arroz o la pasta.

A todo este bagaje cultural hay que añadir el descubrimiento de América, gracias al cual conocemos alimentos tan importantes en la elaboración de gran parte de nuestros platos como la patata, el pimiento o el tomate.

La dieta mediterránea no puede ser única ya que son varios los países que la disfrutan, y por tanto cada uno de ellos aporta sus peculiaridades; pero sí hay una serie de características que son comunes a todas ellas:
  • Aceite de oliva como principal fuente de grasa.
  • Frugalidad: las cantidades de alimentos eran bajas en relación con la actividad física que era alta, ya que la mayoría de la población desarrollaba actividades agrarias. Actualmente la actividad que desarrollamos es menor y, por tanto, las cantidades de alimentos deben ser más bajas.
  • Consumo alto de alimentos ricos en fibra como frutas, verduras, legumbres y hortalizas; las ensaladas están presentes en todas las comidas, y éstas terminan con fruta como postre, la mayoría de las veces. Se deben tomar legumbres al menos dos veces en semana y al menos tres o cuatro piezas de fruta al día.
  • Preparaciones culinarias cuidadas y sencillas: hervidos, asados.
  • Texturas firmes; fritos, pan, frutas, verduras, frutos secos y hortalizas crudas. El consumo de pan fresco, arroz, y pasta sigue siendo alto; y se va incrementando el de pasta fresca.
  • Pastas y arroces se deben tomar de tres a cuatro veces por semana.
  • Escaso consumo de alimentos proteicos, sobre todo carnes rojas, y más de pescado y aves de corral.
  • Uso de productos como el ajo o la cebolla, y algunas especies y hierbas aromáticas.
  • Gusto por los ácidos; las ensaladas se aliñan generosamente con vinagre y el uso de limones y cítricos en general es muy importante. La naranja figura entre las frutas preferidas por la población.
  • Vino en las comidas principales en cantidades moderadas (unos 150 cc en cada comida).
  • Uso de gran cantidad de productos frescos.
Quizás, en lugar de hablar de dieta únicamente, deberíamos hablar de vida mediterránea, porque no se trata sólo de una forma de alimentarse, sino también de una forma de vida, con costumbres tan saludables como la siesta y trabajos de gran actividad física, con un gasto de alto de energía, como la agricultura.


Fuente: Saludalia